Roberto Peper
A sus 15 años, la elevada estatura de Roberto Peper le confería una considerable ventaja para la natación, que por cierto no habría de desaprovechar. El promisorio deportista debutó en la piscina de la Asociación Cristiana de Jóvenes (YMCA) de Buenos Aires, pero en los albores de los ‘30 echó el ancla de por vida en el club de su barrio y sus amores: el Belgrano Athletic.
Destacado en los estilos libre y espalda, Peper sobresalió más en carreras de relevos que en las individuales. Y así debutó en las Olimpíadas de Los Angeles (1932) en la posta 4×200 m libre, junto a Carlos Kennedy, Leopoldo Tahier y Alfredo S. Rocca, la que se llevaría el sexto puesto de la final, con record argentino y sudamericano en 10:13.1.
En el Campeonato Sudamericano de 1934 celebrado en Buenos Aires el renovado cuarteto, en el que ahora Kennedy era reemplazado por Alberto Williams Camet, conquistó el oro y los aplausos al establecer nuevos records en la 4×100 (4:15.0) y bajar 23 segundos la histórica marca de Los Angeles en la 4×200 (9:50.0).
Al año siguiente, y esta vez en el escenario de Río de Janeiro 1935, el poderoso trío Rocca-Tahier-Peper reclutó al representante del CUBA Guillermo Panelo y juntos volvieron a ser dinamita al pulverizar sus propios tiempos, bajando la 4×100 a 4.09.2, y la 4×200 a 9:34.0.
n los Campeonatos Nacionales Seniors Peper siempre tuvo una actuación descollante. En la edición 1936 llevada a cabo en la piscina de la Asociación Deportiva de Comercio reforzó su destacado curriculum con pruebas individuales, venciendo en los 100 m libre (1:02.5) y barriendo con el record aún en poder de Alberto Zorrilla de los 200 m libre (2m 24s 2/5) que quedaron en 2:20.8. En la que fue tapa de la revista El Gráfico del 14 de marzo de 1936 (foto de la izquierda) Peper aparece junto a la campeona rosarina Margarita K. Seaton, recordwoman sudamericana y argentina de los 100 y 200 m pecho, respectivamente.
Alternando entre las competencias y su rol de entrenador de otra encumbrada representante del Belgrano Athletic Club, la medallista olímpica Jeanette Campbell, Peper retornó al Sudamericano de Guayaquil de 1939 en la tradicional posta 4×200 m libre. En esta ocasión junto a José María Durañona, Mariano Pombo y Sebastián Dibar, una vez más los muchachos argentinos se llevaron el oro con un nuevo record de 9:42.3.
El escenario de Guayaquil no sólo significó el último Sudamericano para Peper y Campbell. Se cuenta que fue allí donde se enamoraron y decidieron unir sus vidas para siempre. Roberto Peper y Jeanette Campbell se casaron poco después y aunque abandonaron las competencias, nunca se alejaron del deporte. El matrimonio tuvo tres hijos, Inés, Susana y Roberto, y en esta foto de los ‘50 que vemos a la derecha (revista El Gráfico) toda la familia posa en el jardín de su casa de Belgrano. De los tres hijos, sólo Susana emularía la brillante performance deportiva de sus padres, tanto en Campeonatos Argentinos, como Sudamericanos y, más aún, en las Olimpíadas de Tokio de 1964 junto a otro grande del momento, Luis Alberto Nicolao, conformando, casi, casi, el dúo Bardach-Meolans de los ‘60.
Roberto Peper siguió fiel a su Belgrano Athletic Club y hasta llegó a ser delegado del Comité Olímpico Internacional (COI). Tuvo una vida larga y plena de gratos recuerdos junto a Jeanette y familia. Murió a los 86 años el 7 de julio de 1999, poco menos de 4 años antes que Jeanette. Y al igual que ella, dejó en el camino un rico legado de actuaciones y records, nacionales e internacionales, pero, como expresaba su recordatorio en el diario La Nación, “por encima de todo marcó una época -mezcla de bohemia y furor- de la natación nacional.”
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Juan Carlos Roncoroni
Pionero de la natación bahiense, este intrépido deportista ya se hacía notar a fines de los ‘20 cuando disputaba competencias en las piscinas del Club Pacífico de Bahía Blanca. Su época de esplendor, sin embargo, vendría tiempo después, entre 1936 y 1941. Cultor del curioso estilo pecho-mariposa que perduró hasta mediados del siglo XX, y por ende rival de Zeissl (Club Atlético San Isidro), Sos (Club Atlético River Plate) y Martínez (Gimnasia y Esgrima de Santa Fe) ya en el Campeonato Nacional de Seniors de 1936 (foto de la derecha) se adueñó de los 200 m, estableciendo record nacional de categoría con 2:54 5/10.
Compitió en numerosos escenarios internacionales como Valparaíso, Santiago de Chile, Lima y Guayaquil, y también en diversas ciudades argentinas, siendo dueño de los records argentino y sudamericano de los 200 y 400 m pecho. Tras abandonar las competencias se dedicó al instructorado de natación en la pileta municipal del Parque Independencia de Bahía Blanca entre 1943 y 1947.
Su prematura muerte en los primeros días de 1957 lo sorprendió a los 42 años, seguramente con mucho por delante. Cinco décadas después, una ordenanza municipal que data del 2005 dispuso que la pileta del Parque Independencia de su ciudad llevara su nombre desde entonces. Una justa manera de recordar a un campeón.
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Carlos Costa y Celestino Martínez
Primeras grandes figuras surgidas de la entonces flamante piscina del Club Gimnasia y Esgrima de Santa Fe, Martínez y Costa son gratamente evocados por un colega en la revista que el club editara en 1971 con motivo de su 70º aniversario.
Su talento y aspecto físico era uno solo: ambos eran delgados, enjutos y de baja estatura. Sus personalidades constituían el día y la noche: Costa era buen conversador y dicharachero, alguna vez tildado como “un precursor de Jerry Lewis”. Martínez no hablaba nunca, sino que vivía concentrado en su estilo y su entrenamiento.
Carlos “Patón” Costa (foto de la izquierda) fue uno de los primeros espaldistas del país, contemporáneo de su tocayo porteño Campins. Corría en todas las distancias de espalda, que en los ‘30 eran de 100, 200 y 400 metros. Pero tampoco descuidaba el estilo libre: su 1:03 lo dejaba bastante bien parado en el ranking nacional. Sin embargo, su jocoso carácter fue y será mejor recordado que sus propias marcas… a no ser que en 1936 supo arrebatarle el record argentino y sudamericano de los 400 espalda nada menos que a Alberto Zorrilla. Sus 2:51 en los primeros 200 y sus 2:55 en los últimos 200 quedarían bien asentados en el registro de los records.
De Celestino “Negro” Martínez se recordará por siempre la pulcritud y finura de su estilo pecho. No era la clásica mezcolanza pecho-mariposa a la que apelaban casi todos los nadadores de la época, sino el más genuino estilo pecho que conocemos hoy. En 1937 Martínez batió el record nacional y sudamericano de los 400 m pecho que ostentaba Juan Carlos Roncoroni.
La revista del club rememora particularmente la espectacular carrera de los 200 m pecho en el Campeonato Argentino de Seniors de 1937, selectivo para los entonces próximos Sudamericanos de Montevideo. Corrían, entre otros, Martínez, Carlos Sos y Juan C. Roncoroni. “Como era de prever, -dice el relato del colega Calderón Hernández- Roncoroni y Sos se alejan velozmente en mariposa de sus oponentes, aún de algunos que nadaban mariposa. A los 100 m la distancia que a Celestino lo separaba de los punteros era de media pileta… (…)… A partir de ahí su deslizamiento se hizo más vibrante; Roncoroni comenzó a quedarse y Sos a nadar pecho clásico… (…)… Celestino lo alcanza y pasa a Roncoroni. A los 175 m va pisándole los talones a Sos… (…)… que empezó a sentir la presencia de un inesperado rival. Salen de la vuelta de los 175 m y Sos desesperado a tomar aire, Martínez apurando aún más. Lo alcanzó y ganó sin ninguna duda. A Sos la lucha con Roncoroni lo había hecho quemar hasta los últimos cartuchos.”
El Sudamericano de Montevideo de 1937 significó doble debut para Martínez: en tierras extranjeras y en pileta de 50 metros. El “Negro” quedó tercero en los 200 m, en un nuevo duelo con Sos, Roncoroni y el chileno Berroeta, y quinto en los 100 m frente a 8 finalistas, aunque, como apunta el relato, “defendiendo los prestigios del clásico pecho contra siete ‘ensaladas’”.
Costa y Martínez participaron por última vez en el Sudamericano de 1939 y a partir de ahí abandonarían la natación para dedicarse a sus familias y obligaciones laborales. Fueron los pioneros de la natación “mensana” de Santa Fe, y así son y serán recordados.
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Fernando Lamas
Si alguien asocia el nombre Fernando Lamas con el cine de Hollywood de los ‘50 y/o con la carismática figura de la natación Esther Williams, luego devenida en actriz de la Metro-Goldwyn-Mayer de los ‘40 y ‘50… O si a alguien le suena un tal Lorenzo Lamas, pero no Fernando Lamas… entonces hay que empezar de atrás para adelante. Y si alguien no conoce ninguno de estos nombres (especialmente los menores de 25) entonces probablemente no sepa de lo que estoy hablando…
El mundillo del cine clásico recordará a Fernando Lamas (1915-1982) como ese actor y director argentino nacido en Buenos Aires que, tras una respetable producción de filmes nacionales emigró a Hollywood a comienzos de los ‘50 para iniciar una modesta carrera internacional que, a la sazón, puso más en evidencia su porte, elegancia y virilidad que sus dotes actorales. Casado en terceras nupcias con la actriz norteamericana Arlene Dahl, fue padre de Lorenzo Lamas, el que saltaría a la palestra a través de la archifamosa serie de los ‘80 “Falcon Crest”. El último matrimonio de Lamas padre fue con la ex-actriz y nadadora norteamericana Esther Williams, la que, a pesar de la publicidad montada a su alrededor, nunca fue “campeona olímpica”, pero sí una verdadera precursora (a la Hollywood, eso sí) de lo que hoy conocemos como “natación sincronizada”.
Lo que probablemente muy pocos sepan, motivo por el cual obedece su cita en esta página, es que el propio Fernando Lamas fue un destacado nadador velocista del club River Plate durante los años ‘30. Sus méritos fueron los suficientes como para formar parte de la delegación argentina que concurrió al Sudamericano de Montevideo de 1937. No sólo eso: la posta 4×100 m libre integrada por Jorge Christensen, Mariano Pombo, Fernando Lamas (en la foto es el primero de la derecha) y Sebastián Dibar conquistó el oro con 4:16.4, si bien no logró vencer el record argentino y sudamericano impuesto en 1935 por los compatriotas Rocca, Tahier, Peper y Panelo. Ahora entendemos el origen del físico atlético que paseó a Fernando Lamas por el mundo entero…
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Otros grandes de la natación local de los ‘30
Guillermo Zeissl (foto de la izquierda) fue una figura prominente del Club Atlético San Isidro (CASI), recordman argentino y sudamericano de los 100 y 200 m pecho en los Campeonatos Nacionales de 1933. Dos años más tarde, en el Sudamericano de Río de Janeiro, fue vencedor de las mismas carreras con 1:17.0 en los 100 m y 2:53.7 en los 200 m. En los Nacionales de 1936 ganó los 100 m pecho, con 1:17.2.
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Los nadadores del CUBA
Grandes nombres de la natación de los ‘30 secundaron a Francisco Uranga y los representantes olímpicos Kennedy y Tahier en las filas del Club Universitario de Buenos Aires. En la temporada 1935-36 el nombre Jorge Christensen comenzó a tomar notoriedad en los Nacionales, tanto en los 100 m libre categoría Novicios, como en los 200 m libre categoría Cadetes. A los logros de Christensen se sumaron los de Guillermo Panelo, vencedor de los 100 m libre e integrante de la posta ganadora 4×100 libre en el Sudamericano de Río de Janeiro. En los Nacionales Seniors de 1936 el relevo 4×200 m libre integrado por Amílcar Álvarez, Jorge Christensen, Leopoldo Tahier y Tomás Gaham (foto de la derecha) se llevó el primer puesto con 10:29.7.
A fines de los ‘30 nuevos nombres como Alberto Becerra, Ernesto Ocampo y Mariano Alurralde serían promisorios valores para la década siguiente.
Fuente: http://andarivel4.wordpress.com
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